¿Cómo actúan los analgésicos?
Los nociceptores son esas células nerviosas especializadas en el dolor. Recorren todo nuestro cuerpo a través de la médula espinal, la piel, los músculos, las articulaciones, los dientes y algunos órganos internos. Estos solamente se activan cuando detectan algo que podría provocar un daño.
El umbral del dolor mide la intensidad del dolor que podemos soportar antes de que estos nociceptores envíen la señal para cesar lo que nos provoca el dolor. Este umbral no es inmutable. Es decir, algunas sustancias químicas pueden disminuirlo.
Cuando las células se dañan, empiezan a soltar éstas sustancias químicas en abundancia, provocando así que un simple roce pueda producir dolor.
Aquí es cuando los analgésicos de prescripción médica entran en escena. La aspirina y el ibuprofeno (AINEs) bloquean la producción de una de estas sustancias químicas que bajan el umbral del dolor.: la prostaglandina. Esta provoca la subida de la fiebre, inflamación y baja el umbral del dolor. La aspirina y el ibuprofeno bloquean las proteínas que forman la prostaglandina impidiendo así que se desarrollen los síntomas.
¿Cómo saben la aspirina y el ibuprofeno dónde actuar? Simplemente no lo saben. Una vez que están en nuestro flujo sanguíneo van a todas las zonas, con y sin dolor.
Es importante recordar que debemos consultar a nuestro farmacéutico siempre para que nos aconseje qué analgésico y qué dosis tomar, y cuando el dolor sea persistente o agudo, consulte a su médico de cabecera.